El protagonista, durante una inmersión recreativa, se ve arrastrado por el mar embravecido hasta la orilla, frente a un cobertizo para botes. Un hombre en la playa parece estar esperando tu llegada.
Es Zeno, un carpintero que vive y trabaja solo en un astillero. Cuando Zeno ofrece su ayuda al buzo, el niño descubre que la casa del anciano está completamente vacía, a pesar de que este último afirma haber vivido allí durante veinte años.
Zeno alberga el submarino por la noche. Le llama la atención el taller del galpón, un entorno envuelto en un aura de sacralidad, equipado con herramientas de todo tipo, algunas muy raras y de épocas remotas, organizadas según un orden muy minucioso.
Cuando se le pregunta sobre su origen, Zeno, en lugar de dar respuestas claras, le da a su invitado máximas metafísicas extrañas y conceptos de mecánica cuántica. El joven finge escucharlo y mientras tanto trata de encontrar la manera de llegar a casa.
Las pretensiones del viejo artesano sobre la percepción de la realidad le parecen sin fundamento. Sin embargo, es precisamente su irracionalidad lo que le intriga, y poco a poco se ve impulsado a aprender más y más.
Zeno siente la llegada de una violenta tormenta, que pronto estalla y provoca una peligrosa tormenta marina. El carpintero y el huésped intentan asegurar el cobertizo de la playa, pero sus esfuerzos son en vano y el cobertizo termina sumergido en el agua.
Zeno se apresura a salvar las únicas cosas queridas para él, dos volúmenes encuadernados, mientras que el resto es tragado por las olas. Los dos forjan un fuerte vínculo, y el joven se convierte en ayudante de un invitado.
Juntos limpian el depósito de todos los escombros que trajo la inundación. Mientras juguetea con un transmisor de radio, el niño accidentalmente entra en contacto con un extraño que dice tener problemas en medio del océano.
Para ayudar al náufrago, el joven intenta poner en práctica, no sin cierto escepticismo, algunas de las extrañas reglas de Zeno, y descubre con gran asombro la eficacia de lo que le habían parecido teorías cuánticas abstractas. De esta forma, logra brindar asistencia a la desafortunada víctima, rastreando su posición y enviando las coordenadas a la guardia costera.
El chico va a contarle a Zeno lo que ha pasado. El carpintero se concentra en recuperar su bote, que terminó en los árboles durante la inundación.
Los dos se dedican a arreglar el bote cuando Zeno es atrapado por el niño realizando acciones contrarias a las leyes de la física convencional, como cruzar el casco con un brazo o reparar partes irrecuperables del bote. Pide explicaciones, pero una vez más obtiene mecanismos cuánticos irracionales e ilógicos, que, sin embargo, aparentemente, realmente funcionan.
El niño por su parte trata de ponerlos en práctica; pero, al no poder controlarlos todavía, modifica el mismo barco en el que estaban trabajando con el poder del pensamiento. Zeno se da cuenta de que el niño está listo para captar la realidad en un espectro de percepción más amplio.
El buzo advierte de la inminente partida del viejo Zeno. Ahora que el barco está terminado, el carpintero está listo para despedirse del joven, dejarle el cobertizo y zarpar.
El niño ahora está solo. Comienza a comprender más profundamente las declaraciones de su mentor.
Intrigado, lee los muchos libros sobrevivientes. Descubre que por esa casa habían pasado muchas personas que, solas, emprendieron un viaje en busca de la verdad.
Los libros cuentan las muchas tormentas, las dificultades, que cada uno de esos hombres ha vencido para derribar el muro de la presunta realidad material; y cómo, una vez alcanzada su meta, se despojaron nuevamente de los conocimientos adquiridos, para poder retomar el camino con ojos nuevos, ojos de niño. .