La poesía me descubrió en la primaria. Por obra bendita tuvimos que leer para la clase un bonito poema titulado “Dame la mano” de la chilena Gabriela Mistral.

Después, toda mi Escuela se basó en esas letras y en “La Muralla”, del cubano Nicolás Guillén. Pasaron los años, la poesía y yo sufrimos un percance y no volvimos a reencontrarnos sino hasta la preparatoria.

Con Jaime Sabines como única fuente infinita de inspiración, vinieron los primeros poemas, malos, pero venían a montones. Y así se fue toda mi Educación Media Superior: leyendo y releyendo al originario de Tuxlta Gutiérrez.

En especial “Espero Curarme de ti”. Que sigue siendo hasta la fecha uno de mis poemas favoritos.

Para la Universidad, con la lectura recurrente de diferentes estilos, géneros y corrientes; descubrí a autores que me dieron otra poesía que no había tenido la oportunidad de leer. José Emilio Pacheco, Alejandra Pizarnik, Cristina Peri Rossi, Efraín Huerta, Jorge Guillén, Rosario Castellanos o Mario Bendetti; por mencionar a algunos que me han inspirado.

He crecido con la poesía, me ha ayudado a crecer. Hay algo de mí en mis letras.

Esta selección de poemas es mi primer libro. Hay varios años de vida en él.

No sé qué diría el Kristoff de preparatoria, pero seguro estaría emocionado porque lo estés leyendo. Significa que no voy tan mal.

Sigue tus sueños, ama. Siente, que sentir nos da garantía de que estamos vivos.

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