Llegamos al décimo número y parece que fue ayer que iniciamos esta aventura literaria. El primer número (enero de 2021) estuvo dedicado a la inolvidable Julia Wong, recientemente desaparecida.
En nuestras páginas han sido incluidos escritores peruanos prestigiosos y con una vasta trayectoria, así como escritores poco conocidos por las recientes generaciones de lectores. Teniendo en cuenta que nuestro país es multicultural y plurilingüe (el Estado criollo ha discriminado históricamente a los pueblos originarios), decidimos incluir a poetas en lenguas runa simi y aimara.
Asimismo, hemos dado cabida a noveles escritores peruanos y extranjeros. En este número hemos creído pertinente homenajear a uno de los principales representantes de la generación poética del 68, autor de una impresionante obra publicada (que incluye prosa testimonial).
Si hablamos de Juan Cristóbal (Lima, 1941), es ineludible referirnos a dos de los libros más emblemáticos de la poesía peruana del último tercio del siglo XX: El osario de los inocentes y Los rostros ebrios de la noche. No obstante, también debemos hablar del poeta militante y comprometido (fue miembro del MIR).
Por lo tanto, su labor poética es indesligable de su ética y praxis. ¿En los grandes poetas del siglo XX sería factible desligar la obra de su ética (y praxis)? ¿Neruda, como poeta, sería el mismo sin su compromiso y convicciones ideológicos? ¿Vallejo sería otro si no hubiese sido militante de izquierda? Otro tanto podemos afirmar de Roque Dalton, Magda Portal, Leoncio Bueno, Gary Snyder, Allen Ginsberg, Ernesto Cardenal, etc.
Solo los antediluvianos y los retardatarios pueden descalificar a Vallejo y Oquendo de Amat por su militancia concreta. Los fascistas que asesinaron a García Lorca, lamentablemente, tienen epígonos y herederos hoy en día.
La ultraderecha se hace fuerte una vez más. La poesía ama la libertad y la vida, incluso en momentos dramáticos de encierro y persecución.
Juan Cristóbal puede dar fe de ello. Hombre de su época, le tocó asumir una posición política en un país donde millones eran subyugados como siervos medievales, en condiciones paupérrimas y de semiesclavitud (antes de la reforma agraria de 1969).
Símbolos de heroísmo y sacrificio para su generación son Javier Heraud y Edgardo Tello (poetas revolucionarios como él). Hoy en día, Juan Cristóbal sigue escribiendo poesía y diatribas feroces contra la corrupta clase política del Perú.
Desde siempre ha tenido muy claro de para qué escribe poesía en una sociedad como la nuestra: “Para atacar al capitalismo desde todos sus ángulos y resquicios. Y para conocer mejor la realidad en que vivimos y qué tipo de seres humanos somos y cómo nos realizamos o podemos realizar.
Conocernos desde la poesía es conectarnos con lo más profundo del ser humano y con los abismos de esta realidad, tan colapsada por el tiempo”. Celebramos ese afán.
Miraflores, junio de 2024. .