Un relato es un cuento corto que trata de reflejar una serie de hechos o situaciones que se concatenan entre sí. No obstante, cuando pierden esa ilación, que no es otra cosa que una especie de cordón umbilical que los une con su punto de origen, es cuando se puede hablar de Relatos Desorbitados.

Puedo señalar, que los siguientes son esencialmente desorbitados, debido a que su único nexo común es haber nacido de mi propia inspiración; además porque sus espacios y sus tiempos, aunque los recreo en varias ocasiones, son producto de lo que me atrevería a denominar como la realidad irreal, o si se pudiese hacer un ejercicio de tomarlo a contrario sensu, también se les podría llamar la irrealidad real. Sin embargo, solo son tímidas elucubraciones muy personales.

Ahora bien, estos Relatos Desorbitados, son resultado de años vividos que se van acumulando indefectiblemente, y que dejan como huella imperecedera una serie de recuerdos, de memorias, los cuales se van haciendo recurrentes, corriendo el peligro de con el paso del tiempo, irse disipando. En ellos hay vivencias que el tiempo cumple la función de desorbitarlas transitarlas hacia el plano de una realidad irreal.

De esta manera, se muestran como espacios fuera de su órbita concreta, donde el tiempo, en su inexorabilidad, se encarga de hacerlos incongruentes entre sí. Sin embargo, existe entre ellos un nexo imposible de obviar: la escritura de la historia humana.

Como consecuencia de ello, se genera el boomerang literario representado por la necesidad de escribir historias, que aunque rayen en la ficción o sean verdades tangibles, siempre tiene un punto de inicio en las vivencias de las personas, que aunque se encuentren en lugares y tiempos alternos, encuentran siempre espacio de unión. .