El papel del Estado se debe limitar a promover la inversión. Ofrecer incentivos para dicha inversión.

Así el sistema contaría con un nuevo atractivo, y obviamente, una nueva organización a quien cobrarle contribución. La comunidad se enriquece.

¿Y qué tal la importación de educación? Es decir, ¿cómo veríamos el establecimiento de prestigiadas universidades extranjeras en territorio nacional? Por principio de cuentas, las universidades públicas crean una enorme burocracia que las hace no sustentables. El dinero que ingresa a la institución por concepto de inscripciones y colegiaturas, no alcanza para cubrir el obeso aparato burocrático interno engendrado.

Puestos inventados, personas recomendadas sin preparación, y sueldos de estrellas de rock and roll para sus directivos. Si las dependencias gubernamentales crecen más que la economía, algo se está haciendo mal.

Y como estamos viendo en esta perspectiva económica, lo que se abona en una cuenta, debe ser cargada a otra. Los cargos se hacen a la cuenta de los costos de inscripción, de colegiaturas, o bien aumentando impuestos, ¿cuál le gusta más? Mientras más escuelas crea el Estado, más pesado resulta mantenerlas pues todas generan déficit.

No saben fundarlas sustentables. Todo para crear el ya estudiado perfil de egresado que necesita ser capacitado.

¡Resulta demasiado caro el proceso, y deja mucho que desear el producto!. .