El mundo es un gran anhelo inconcluso, una fuerza vibrando unidades incontables. Beni conoce la tierra de Tiksu como si fuera una extensión de sus pies.

Siempre hay un amor latente en ella, aun luego de lo innombrable. El miedo circunstancial resuena en los cuerpos agobiados del pueblo, hasta que ideas desatan la unión colectiva y un fuego etéreo cabalga expansivo entre las calles.

El éxodo inesperado. Promesas como portales de luz.

La amistad terminaría siendo el poder real, a fin de cuentas. Y cuando los ojos de los muchachos de Tiksu miraran el vuelo de Alas 3, sabrían lo que sospechaban: hay otras historias después del sol.

Las magnitudes tecnológicas y la densidad del procesamiento de Alas saben que, en el centro de los seres que han llegado, está un potencial abierto, aunque desconocen la complejidad del sentir de sus sangres. Los hábiles y desprendidos habitantes del lugar compartirán más que datos, mecanismos y espacios, habrá caminos para experimentar la plenitud de la transformación cotidiana y el humor que sabe hacer brillar el tiempo.

La confianza entre las manos conocidas sobre el entramado colosal y ajeno, la construcción de un despegue conjunto y todas las palabras que fertilizaron los campos minados del recuerdo, serán remos de una misma embarcación. Cuando hayan regresado, el viento será otro.

"La tierra agradece todo rastro". .