El tomo VII de la obra “Mi corazón en el valle de la Reina” continúa su travesía relatando la vida de un joven de Egipto y el contexto dentro del cual se desarrollan los hechos. Los cambios de estilo de vida son retos, son desafíos y a la vez un estímulo que ayuda al crecimiento personal porque de ellos se aprende a dar lo mejor de sí mismo para vivir la emoción que emana el poder la victoria cuando son superados.

Emigrar de la ciudad al campo, una granja donde la tranquilidad y el contacto con la naturaleza es como un nuevo soplo de vida que revitaliza dando nuevo sentido a la existencia; es también un reto para Príncipe y lo supera gracias a su actitud positiva y a su capacidad de adaptarse a diferentes circunstancias. Nuevas posibilidades le ofrece la vida con el trabajo en la ciudad turística como Príncipe la define, ubicada a la orilla del mar rojo, de contrastes entre el suelo matizado de colores ocre, y el azul del mar repleto de vida, un acuario natural, con sus aguas cristalinas y frescas como un oasis del desierto; que los turistas disfrutan en su paso por ese maravilloso lugar.

Aquí Príncipe se desempeñó en el campo de la seguridad, conoció nuevas culturas al relacionarse con turistas de diferentes partes del mundo, cuyas maneras de actuar confrontaron los paradigmas de las creencias heredadas de su cultura y aprendidas en familia y en un entorno donde la comunidad comparte valores éticos y principios validados por todos. Fue una época de curiosidad por conocer más de las costumbres y formas de ser de personas de diferentes lugares del mundo.

Experiencias agradables y otras no tanto de las cuales se quedó con los aprendizajes que considera importantes porque enriquecieron su existencia. .