En las páginas de este poemario, Madre siempre mía, se despliegan los recuerdos y las emociones que han marcado la vida de una familia, unida por el amor incondicional de una madre. Mamá Agustina, cuyo centenario de vida celebramos, ha sido la luz y el pilar que ha guiado a sus seis hijos a través de los estrechos caminos de la vida.

Desde las lecciones de responsabilidad y justicia aprendidas en un mercado de distrito, hasta la ayuda constante en las tareas y problemas de salud, Mamá Agustina ha demostrado ser la encarnación del amor maternal que Erich Fromm describe en su obra El arte de amar. Su amor, una afirmación de la vida, ha inculcado en sus hijos un profundo amor por la vida.

Este poemario es un homenaje a ese amor. Cada poema, ya sea una décima, un soneto, un verso libre o un acróstico, es una expresión de nuestro amor filial.

Son reflejos de nuestras vivencias familiares, inspirados en el amor que siempre hemos querido brindarle. Es un testimonio de amor y gratitud hacia una madre que ha dado todo por sus hijos.

Es un recordatorio de que, a pesar de los desafíos que la vida nos presenta, siempre podemos salir airosos al final del camino, guiados por el amor y las enseñanzas valiosas. Quiero que sepas que todo permanece vivoen la sutil confidencia de nuestros recuerdosy las esencias hogareñas, pinceladas de trabajo,ensanchan nuestros lazos familiares.

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