Lihue, gurisa irreverente, muda y aguerrida, mujer guerrera, hembra anciana y sabia, giraba, inevitablemente en derredor de su vida. Su universo de existencia, era navegar en sus recuerdos, sus fantasías y o ilusiones.

Aquella pequeña niña de muy humilde origen, increpaba al mundo no solo con sus ruidos y o violentas pantomimas, sino también con un espíritu salvaje e instintivo. Cuidada por sus padres, nunca dejó de jugarse por completo por aquello que la apasionaba.

Sin embargo, se hallaba condenada a violentos y confusos episodios que traicioneramente la acometían. Sólo con una leve consciencia, pudo comprender que su vida era esa, mientras, con sus padres, sobrellevaba su existencia, no solo con la comprensión, de ellos, de lo especial que era y por lo tanto de su cuidado, sino también de la lucha cotidiana que implicaba ganarse el pan de cada día.

Lihue, harta de los demonios que la atosigaban, decidió enfrentar aquello, cuando pudo dilucidar, un misterio en su vida que debía enfrentar. El amor, la realidad, la memoria, la fantasía y los falsos recuerdos, son el campo de batalla, que Lihue, debía sortear.