En los albores de un tiempo que se deslizaba entre las sombras del siglo XIX, cuando las huertas valencianas susurraban secretos ancestrales y las sendas de la historia aún no estaban completamente trazadas, un indiano regresó a su tierra natal con la maleta cargada de tesoros y el paladar impregnado de exóticas experiencias. Era el año 1863, y en la luminosa extensión de la huerta valenciana, se gestaba una historia que marcaría el destino de un pequeño pueblo llamado Ayelo de Malferit.

Este indiano, cuyo nombre resonaba con un eco misterioso entre las sombras de los naranjos y las hileras de viñedos, traía consigo un secreto que encendería la llama de la aventura en los corazones de tres jóvenes soñadores. Bautista, Ricardo y Enrique, habitantes de Ayelo de Malferit, se verían envueltos en un torbellino de oportunidades cuando el indiano les presentó una infusión endulzada realizada a base de hojas de coca, una mezcla exquisita que despertó la curiosidad y el espíritu emprendedor de los jóvenes valencianos.

Acompáñennos, pues, en este viaje a través de la historia y la imaginación, donde los sabores del pasado se mezclan en una sinfonía que resuena aún en cada sorbo de la bebida que trajo consigo el eco de un sueño valenciano en tierras americanas. .