Ochenta y cinco años habían pasado desde que se había iniciado en 1337, la llamada guerra de los 100 años, ya habían muerto los reyes que la iniciaron y sus sucesores la continuaban. Los horrores y desastres de esta prolongada guerra se abatían sobre Francia, principalmente sobre los campesinos y la gente común.

Cuando Francia parecía perdida, dentro de los humillados y ofendidos surgió una joven mujer, dramática, adelantada a su tiempo, transgresora y contradictoria, de raigambre popular, patriótica y con ansias de libertad y sed de justicia. Juana de Arco, una líder carismática que fue llamada la doncella de Orleans, representante sin saberlo del pueblo llano, de los que sufrían directamente la brutalidad de los soldados ingleses invasores y de la incapacidad de los nobles franceses, para hacer frente a esta situación.

Juana de Arco fue una campesina, quien creyendo que actuaba bajo la guía de la divinidad, motivó y despertó con su vehemencia y claridad en el discurso al nacionalismo y religiosidad del pueblo de Francia, y los impulsó a luchar en favor de Carlos VII, contra los ingleses y sus aliados los franceses borgoñones. Se vistió de hombre, portó armas, lo que para la moralidad religiosa de la época era pecado e inconcebible, se saltó las jerarquías nobles, religiosas y morales de la época para hablar directamente con el delfín de Francia y convencerlo que era mandada por su dios, para que pudiera coronarse y vencer a sus enemigos ingleses y francés.

Juana convenció al rey y con su ayuda lo ayudó a coronarse como Carlos VII, fue capturada y procesada por la iglesia, los ingleses y franceses borgoñones. Condenada y quemada viva, pasado unos años fue rehabilitada y siglos después por la presión del pueblo francés, santificada.

Actualmente es reconocida por el gobierno laico francés, como un personaje fundacional de Francia. En esta biografía breve, encontraras más información de este apasionante personaje de la historia de Francia y del Mundo.

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