La escritora mallorquina, a sus 23 años, empieza a desarrollar una degenerativa y hereditaria enfermedad, de la que sólo se sabía que procedía de Portugal, cuando en el 1256 desembarcaron las tropas del infante don pedro de Portugal y se asentaron en la isla. A través de sus experiencias con la ya conocida "enfermedad de Andrade" nos cuenta cómo ha ido descubriendo las herramientas que le han ayudado a atender sus verdaderas necesidades (no sólo físicas sino también espirituales y emocionales) y a transformar el dolor en sanación.

Nos narra una sorprendente experiencia extracorporal en quirófano que le lleva a una certeza desconocida para ella hasta ese momento. A partir de entonces se despierta su espíritu y decide enfocarse en fortalecerlo día a día regenerándose con él.

Nos anima a descubrir en nosotros el hábito de "instraerse" para recibir las revelaciones del espíritu, que son la verdad de nuestro sentir con el fin de que podamos activar lo que nos construye y nos sana, lo que nos hace sentir plenos y satisfechos. Su acompañamiento nos ayuda a atravesar las dificultades con su luz, a potenciar nuestros dones, a gozar de experiencias completas y, sobretodo, nos habilita para contribuir con nuestra autenticidad y así manifestar un mundo mejor y más transparente.

"Escucha tu espíritu, rescátalo y llévatelo de aventuras. .

. ¡Será tu héroe!".