Es asesinado el propietario de una Inmobiliaria prestigiosa y la investigación recae en el Inspector Kudasai y su equipo de trabajo de la Unidad de Investigaciones Criminales. La incorporación de su sobrino Iroki, venido de Japón por decisión de la jefatura de policía de ese país, le permite contar con un incondicional aliado en la búsqueda de la verdad.

Durante la investigación del caso se fueron detectando temas de corrupción en la política local, narcotráfico y lavado de dinero, entre otros. El jefe de los narcotraficantes era un antiguo enemigo del inspector y su sobrino.

En repetidas ocasiones ordena atentar contra sus vidas, pero la pericia y las habilidades con las artes marciales del sobrino Iroki les permite salir ilesos de los intentos de asesinarlos. El lavado de dinero a través de la Inmobiliaria se hacía a espaldas del dueño de la misma, quien al detectarlo discutió con su segundo al mando, llegando a amenazarlo con poner en conocimiento de la policía lo que estaba ocurriendo a sus espaldas.

Varias personas que, sin ser partícipes directos de las actividades ilegales, se convirtieron en posibles aliados de las autoridades y los narcos decidieron eliminarlas para evitar pudiesen colaborar. Kudasai y su sobrino fueron desentrañando paso a paso las interioridades del caso hasta, tras investigaciones dirigidas a unir las conexiones entre las licitaciones de obras del ayuntamiento, el lavado de dinero y el tráfico de drogas, hasta llegar a la solución final del misterioso asesinato.

La llegada de competidores rusos en el tema del narcotráfico obligó al jefe de la banda japonesa a concentrarse en la lucha frontal entre ambos, dejando, por el momento la ejecución de la venganza contra Kudasai e Iroki. .