El Hotel Aristi llegó a ser un referente nacional de fiesta y alegría, gracias a la radiodifusión sonora, especialmente del circuito Todelar de Colombia, pues cada año todas sus estaciones, que emitían las mejores voces radiofónicas del país, informaban de la Feria de Cali —creada un año después de la fatídica explosión de dinamita que acabó con buena parte de la ciudad—; del reinado de la caña de azúcar; de las corridas de toros desde Cañaveralejo; y de la cabalgata. Algo llamativo de estas transmisiones era que los eventos y los personajes del momento se concentraban en El Hotel Arísti, desde donde los locutores, narradores, comentaristas y transmisoristas lograban crear una imagen, que le permitía a cada radioyente crear un escenario propio de lo que estaba ocurriendo en la ciudad.

Las reinas con sus Chapoleras, los cantantes con sus orquestas y los toreros con sus cuadrillas, daban sus declaraciones de alegría, de expectativa y de triunfo, desde el lobby de este hotel, que visto por su fundador: era como un enorme barco cuyas chimeneas, alimentadas desde las cocinas, simbolizaban el desplazamiento de la gran ciudad hacia un estadio de nuevos edificios, centros comerciales, nuevas vías y teatros, que siguiendo el modelo de New York, la posicionara como una de las grandes capitales de América. .