Todos nos sentimos en la necesidad y en la búsqueda continua de tener una relación íntima con nuestro Padre Celestial. Muchas veces buscamos en lugares donde pensamos que no conseguiremos respuestas.

A veces no hace falta tener respuestas, solo sentir su presencia y abandonarse completamente en Él. No siempre una relación es necesariamente una conversación de preguntas y respuestas.

¿Cuántas veces no hemos solo necesitado un hombro donde llorar, alguien que nos escuche? El hablar sin parar para desahogarnos y solo una mirada nos basta para sentirnos mejor. La finalidad de estas pequeñas cartas está inspirada para sanar, y de alguna manera podrás identificarte con situaciones similares.

Cada una es una experiencia que he vivido o que está inspirada en otras experiencias. De lo que estoy segura es que no solo a mí me han sucedido, una de estas cartas te pudo haber sucedido a ti.

Y cuando leemos en voz alta a nuestro Creador, sanamos. Entonces, esa pequeña brisa, esa leve mirada al cielo, es nuestra respuesta y calma para nuestra alma.

Gracias por leer estas líneas. .