INTRODUCIÓNPOESIA MASÓNICASin duda que escribir una obra no es cosa fácil, mucho menos lo es escribirla dirigida al selecto público de los francmasones. Digamos que el autor, en este caso debe tener el tino suficiente de vislumbrar, de cierta manera, aquello que podría estimular en su constante diálogo interior, al obrero que eventualmente tome el libro en sus manos.
Pues hay un fuego sutil que arde en el espíritu del librepensador. Hay una inquietud, una búsqueda constante, que finalmente se traduce, en la búsqueda del sentido de la existencia de uno mismo.
En éste sentido, también podemos decir que hay energía. Hay fuerza en las palabras.
Por todo ello, toda inspiración siempre estará en ver una parte del todo con la parte del todo que hay en uno mismo. José Manuel Reinoso Ayala, Ilustre Francmasón preocupado constantemente en profundizar los Augustos Misterios de la Francmasonería, y los constantes planteamientos que se abren día a día, en la singladura del camino iniciático, nos presenta en “Camino al Oriente”, amén de su propio talento literario – que debe ser valorado, en su justa expresión, en un país, que hoy permite la libre expresión de las ideas – interesantes cavilaciones acerca de determinados puntos afines a la Francmasonería.
Cavilaciones que tienen también su punto de partida en vivencias personales, pero también en el trabajo colectivo iniciático que se realiza en el interior del sagrado Templo, en el seno de las tenidas masónicas. Digamos también que la materia prima presentada por el Hermano Reinoso, que se despliega a plenitud en la obra, puede, porque no, constituirse en una nota dominante, de lectura recomendada para ser comparada con las propias tribulaciones que nos hacemos, en el largo camino de la carrera francmasónica.
Digamos que quién se halle animado por este espíritu: de consulta de las fuentes, de practica de los rituales, de esfuerzo de vigilancia en nuestras tradiciones, por virtud de los propios pensamientos, habrá empezado a lograr su propio taller simbólico interior. Cuando ese espíritu sea activo, el francmasón que se aventure, habrá franqueado fácilmente el Camino al Oriente, al que quizás se refiera el Hermano Reinoso, hasta llegar algún día a ocupar el asiento mismo de la Luz y de la Sabiduría.
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